¿Cómo hacer para contar una historia desconocida por muchos en Mendoza?
¿Cómo explicar un sueño cuando nadie entiende de qué se trata?
Quizás, averigüar si puedo vencerme para poder vencer, a su vez, el desafío que implica el ridículo, la actividad en grupo, cuando muchas no tuvimos la suerte de experimentarla, la mirada atónita de nuestros hijos o esposos cuando nos vieron entrenar por primera vez, y lo peor, nuestro miedo a pasar el primer torneo. Por lo que fuere, el sueño empieza en Febrero de 2002 cuando Cristina y Cintia plantean al entonces presidente Armando Caballero la inquietud de formar el grupo de mamis hockey del Club Alemán.
Patricia C. y Mercedes S., conocedoras de la categoría a nivel nacional, nos ayudan a “ reclutar “ mamis de jugadores de divisiones inferiores y se van sumando…
Llega marzo y tenemos a María Eugenia, Roy, Cecilia, Adriana, Claudia y Ana. No alcanza el entrenamiento de martes y jueves, tenemos que agregar los sábados , ¡Voto unánime !!. Mariano, Enzo y Lalo comienzan con las clases de refuerzo.
Grata noticia, ya se formaron grupos en otros clubes y tenemos nuestro primer torneo de pista en Murialdo y siguen sumandose Alejandra, Myriam, Stella, Inés Silvia, Raquel.
Fin del torneo, saldo positivo, 1 gol, en 2 días de juego, ¡¡¡qué importa !!!, ya estábamos; el desafío era mejorar y crecer.
Ganar: era el sueño
Empatar: era la confianza, nosotras podemos…..
Perder: la tristeza, pero a su vez el punto de inflexión al que no queríamos volver.
Pasan días, torneos, y llega el próximo año, se siguen sumando…Laura, Ana, Sandra, María Elena, Patricia, Marcela…. Y el grupo está sólido afectiva y socialmente.
De pronto, el golpe bajo de la vida, la pérdida física de Inés. Otra vez el comienzo. ¿Cómo volver a la cancha? ¿Cómo entrenar y jugar si falta una?. Serán esas cosas inexplicables llamadas sentimientos las que nos permiten luchar contra el enemigo oculto.
El equipo está y sigue creciendo en número y juego, afectos encontrados y desencontrados. De eso se trata; y como dice Almafuerte “No te des por vencido ni aún vencido»..
Mi grupo, mi equipo, mis amigas, parte de mí y de mi vida, con alegrías y tristezas, semejanzas y diferencias, ¡qué importa!
El desafío es permanecer, mañana…
Mañana todavía no llega.
Cinthia Cavichioli.
Agosto de 2008